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Manifestantes rivales se enfrentan en Bolivia mientras el expresidente Evo Morales encabeza una marcha hacia la capital

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La policía se sitúa frente a partidarios del expresidente Evo Morales en El Alto, Bolivia, el 22 de septiembre.Juan Karita/The Associated Press

Partidarios del gobierno y fuerzas de seguridad de Bolivia se enfrentaron el domingo a manifestantes leales al ex presidente Evo Morales en una pelea callejera, la segunda escalada violenta de este tipo esta semana mientras aumentan los temores de más disturbios en la nación andina.

Los manifestantes y contramanifestantes se lanzaron petardos, explosivos caseros y piedras unos a otros en una zona polvorienta de la ciudad de El Alto, mientras la policía antidisturbios lanzaba gases lacrimógenos contra la multitud. Al menos ocho personas resultaron heridas, informó el Ministerio de Salud de Bolivia.

El enfrentamiento –que estalló mientras miles de bolivianos que apoyaban a Morales continuaban una marcha de una semana de 190 kilómetros (118 millas) hacia la capital, La Paz– habla de la profundidad del cisma en la política boliviana antes de las elecciones presidenciales del próximo año.

Morales y su ex ministro de Economía, ahora acérrimo rival, el actual presidente Luis Arce, compiten por liderar al partido socialista dominante de Bolivia, conocido por su acrónimo en español MAS, en las elecciones de 2025. En los últimos meses, su lucha por el poder ha paralizado al gobierno, exacerbado el agotamiento de las reservas de divisas de Bolivia y alimentado las protestas callejeras.

La crisis política comenzó en 2019, cuando Morales, que llegó al poder en 2006, se vio obligado a dimitir tras ser reelegido para un tercer mandato en unas elecciones marcadas por acusaciones de fraude y protestas multitudinarias. Dejó el país, pero un año después hizo un espectacular regreso político, al que volvió para descubrir que había conservado un amplio apoyo entre los bolivianos pobres e indígenas.

Movilizados por Morales, unidos por el dolor por la crisis económica de Bolivia e indignados por los esfuerzos del presidente Arce de bloquear la candidatura de su polarizador ex líder, los manifestantes se detuvieron el domingo en su sexto día de caminata para dormir en un campamento a 11 kilómetros (7 millas) de El Alto, una ciudad en expansión en una meseta sobre la capital de Bolivia.

Buscando retratar la marcha como un reflejo de la cultura indígena del altiplano boliviano tanto como un ejercicio político, Morales, rodeado de partidarios que ondeaban la bandera multicolor tan querida por los indígenas andinos que el líder izquierdista convirtió en un símbolo patriótico cuando se desempeñó como el primer presidente indígena del país, elogió la “paz y el entusiasmo” de sus partidarios.

Otros partidarios de Morales se separaron de la marcha y se dirigieron hacia las afueras de El Alto, donde se habían concentrado fuerzas de seguridad y partidarios de Arce en previsión de su llegada. Los manifestantes y contramanifestantes se enfrentaron en el barrio de Ventilla mientras el humo acre de los neumáticos en llamas y las densas nubes de gas lacrimógeno recorrían las calles.

Cada bando culpó al otro por la violencia. Morales acusó al gobierno de Arce de desplegar “grupos paramilitares para incitar a la violencia” y de enviar a agentes a El Alto en autobuses para provocar disturbios, una afirmación que coincidió con la del Defensor del Pueblo de Bolivia.

“Es muy triste que este gobierno no haga caso a su conciencia”, dijo Benita Cruz, partidaria de Morales en el lugar de los enfrentamientos del domingo. “Están reprimiendo a la gente pobre y más humilde”.

Eduardo Del Castillo, un alto funcionario del gobierno de Arce, tachó la marcha de Morales de “golpista”. En términos cada vez más dramáticos, Arce –quien a principios de este año enfrentó lo que describió como un intento de golpe militar– ha acusado a Morales de intentar sabotear su gobierno.

Los disturbios ofrecieron un posible anticipo de lo que ocurrirá en los próximos días, ya que Morales y sus miles de partidarios han prometido continuar su llamada “Marcha para salvar a Bolivia” en La Paz a pesar de las promesas de los partidarios de Arce de impedirlo.

“Estamos aguantando hasta llegar a La Paz, queremos decirle al gobierno que tiene siete días para solucionar los enormes problemas que tenemos en el país”, dijo Marta Mamani, una de las manifestantes.

(Esta es una historia sin editar y generada automáticamente a partir de un servicio de noticias sindicado. Blog de Nueva York Es posible que el personal no haya cambiado ni editado el texto del contenido).

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