La EPA lanza medidas enérgicas contra las emisiones tóxicas al aire de más de 200 plantas químicas
El 9 de abril de 2024, la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA, por sus siglas en inglés) dio a conocer una regla final destinada a reducir significativamente la contaminación tóxica del aire originada por plantas químicas, especialmente dirigida a sustancias como el óxido de etileno y el cloropreno. Esta iniciativa regulatoria sirve para impulsar la dedicación del presidente Biden a la justicia ambiental, previendo una reducción de más de 6,200 toneladas de contaminantes atmosféricos tóxicos al año. Se espera que esta reducción mitigue sustancialmente los elevados riesgos de cáncer que enfrentan las personas que residen en las comunidades que rodean las plantas cubiertas por la norma.
Tras su implementación, la norma logrará una reducción de casi el 80% en las emisiones de óxido de etileno (EtO) y cloropreno de los procesos y equipos designados. Además, la norma exige la vigilancia de los principales productos químicos tóxicos, y la EPA se compromete a difundir los datos recopilados para mejorar la concienciación y salvaguardar a las comunidades cercanas.
Esta acción representa la última de una serie de medidas destinadas a proteger a las comunidades de la contaminación por óxido de etileno, complementando una norma anterior destinada a reducir drásticamente las emisiones de EtO de las instalaciones comerciales de esterilización. Ambas regulaciones se alinean con los objetivos de la iniciativa Biden Cancer Moonshot, que tiene como objetivo combatir el cáncer y, al mismo tiempo, promover la justicia ambiental en las comunidades afectadas de manera desproporcionada por los productos químicos tóxicos.
La regla finalizada subraya el compromiso del administrador Michael Regan de brindar protecciones de salud críticas para las comunidades que visitó durante su gira Journey to Justice. Esta regulación se dirige a equipos y procesos específicos en aproximadamente 200 plantas dedicadas a la producción de productos químicos orgánicos sintéticos, polímeros y resinas, incluido el neopreno. Una vez promulgada, está preparada para reducir las emisiones de EtO y cloropreno en casi un 80%.
La exposición prolongada a estas sustancias químicas plantea un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el linfoma, la leucemia, el cáncer de mama y el cáncer de hígado. Además, la EPA anticipa una mejor protección para los niños, que son particularmente vulnerables a los efectos adversos de productos químicos tóxicos como el EtO y el cloropreno.
Además de reducir las emisiones de óxido de etileno y cloropreno, la norma también aborda otros tóxicos del aire como el benceno, el 1,3-butadieno, el dicloruro de etileno y el cloruro de vinilo. Esta reducción de emisiones tiene como objetivo mitigar los riesgos de desarrollo de cáncer como resultado de la exposición a contaminantes atmosféricos tóxicos. Además, se prevé que la norma reduzca los compuestos orgánicos volátiles formadores de smog en un estimado de 23.700 toneladas anuales.
La norma finalizada proporcionará salvaguardas cruciales de salud pública para las comunidades que residen cerca de las plantas cubiertas. En particular, durante la fase de propuesta de la norma, la EPA llevó a cabo una innovadora evaluación de riesgos comunitarios para proporcionar al público información completa sobre los riesgos para la salud existentes asociados con la exposición a tóxicos en el aire y los posibles impactos de la propuesta. La evaluación reveló una reducción sustancial en el número de personas que se enfrentan a riesgos elevados de cáncer relacionados con los tóxicos atmosféricos en las comunidades afectadas.
Si bien los requisitos descritos en la regla final reflejan en gran medida los propuestos por la EPA, se han realizado varios ajustes en respuesta a los comentarios del público. En particular, la norma incluye requisitos de supervisión de los procesos y equipos cubiertos, con plazos de cumplimiento modificados para adaptarse a las necesidades de preparación de las instalaciones y los laboratorios. Además, los propietarios y operadores tienen la obligación de identificar y rectificar las fuentes de contaminación si las concentraciones medias anuales de los productos químicos en el aire superan los niveles de acción especificados en la línea de la valla, y los niveles de acción varían según el producto químico específico.