El ejército huye del palacio de gobierno de Bolivia después de que fracasa el intento de golpe y el general es detenido
Vehículos blindados chocaron contra las puertas del palacio de gobierno de Bolivia el miércoles en un aparente intento de golpe, pero el presidente Luis Arce prometió mantenerse firme y nombró un nuevo comandante del ejército que ordenó a las tropas retirarse.
Pronto los soldados se retiraron, junto con una fila de vehículos militares, mientras cientos de partidarios de Arce corrían a la plaza afuera del palacio, ondeando banderas bolivianas, cantando el himno nacional y vitoreando.
Arce, rodeado de ministros, saludó a la multitud. “Gracias al pueblo boliviano”, dijo. «Dejemos que la democracia siga viva».
Horas más tarde, el general boliviano que parecía estar detrás de la rebelión, Juan José Zúñiga, fue arrestado después de que el fiscal general abriera una investigación. No quedó claro de inmediato cuáles eran los cargos en su contra.
Sin embargo, en un giro, Zúñiga afirmó en comentarios a periodistas antes de su arresto que el propio Arce le dijo al general que asaltara el palacio en un movimiento político. “El presidente me dijo: 'La situación es muy jodida, muy crítica. Es necesario preparar algo para elevar mi popularidad'”, citó Zúñiga al líder boliviano.
Zúñiga dijo que le preguntó a Arce si debería “sacar los vehículos blindados”. y Arce respondió: “Sácalos”.
No hubo respuesta inmediata de Arce a las acusaciones, y el Ministerio de la Presidencia no respondió a una solicitud de comentarios de Associated Press.
La rebelión del miércoles siguió a meses de tensiones, con dificultades económicas y protestas cada vez más fuertes mientras dos titanes políticos – Arce y su antiguo aliado, el ex presidente izquierdista Evo Morales – luchaban por el control del partido gobernante.
Aún así, el aparente intento de derrocar al presidente en ejercicio pareció carecer de apoyo significativo, e incluso los rivales de Arce cerraron filas para defender la democracia y repudiar el levantamiento.
El espectáculo conmocionó a los bolivianos, que no son ajenos al malestar político; En 2019, Morales fue derrocado como presidente tras una crisis política anterior.
A medida que se desarrollaba la crisis el miércoles, vehículos militares inundaron la plaza. Antes de ingresar a palacio de gobierno, Zúñiga dijo a los periodistas: “Seguramente pronto habrá un nuevo Gabinete de ministros; nuestro país, nuestro estado no puede seguir así”. Zúñiga dijo que “por ahora”, sin embargo, reconocía a Arce como comandante en jefe.
Zúñiga no dijo explícitamente que estaba liderando un golpe de estado, pero dijo que el ejército estaba tratando de “restaurar la democracia y liberar a nuestros prisioneros políticos”.
Poco después, Arce se enfrentó a Zúñiga en el pasillo de palacio, según muestra un vídeo de la televisión boliviana. “Soy su capitán y le ordeno que retire a sus soldados y no permitiré esta insubordinación”, dijo Arce.
Rodeado de ministros, agregó: “Aquí estamos, firmes en Casa Grande, para enfrentar cualquier intento de golpe. Necesitamos que el pueblo boliviano se organice”.
Menos de una hora después, Arce anunció nuevos jefes del ejército, la marina y la fuerza aérea en medio del rugido de sus partidarios, y agradeció a la policía del país y a los aliados regionales por apoyarlo. Arce dijo que las tropas que se levantaron contra él estaban “manchando el uniforme” de los militares.
«Ordeno a todos los movilizados que regresen a sus unidades», dijo el recién nombrado jefe del ejército, José Wilson Sánchez. «Nadie quiere las imágenes que estamos viendo en las calles».
Poco después, los vehículos blindados salieron rugiendo de la plaza, seguidos por cientos de combatientes militares mientras la policía con equipo antidisturbios establecía bloqueos frente al palacio de gobierno.
El incidente fue recibido con una ola de indignación por parte de otros líderes regionales, incluida la Organización de Estados Americanos, el presidente chileno Gabriel Boric, el líder de Honduras y ex líderes bolivianos.
Bolivia, un país de 12 millones de habitantes, ha visto intensificarse las protestas en los últimos meses por la precipitada caída de su economía, que hace dos décadas pasó de ser una de las de más rápido crecimiento del continente a una de las más afectadas por la crisis.
El país también ha visto una brecha de alto perfil en los niveles más altos del partido gobernante. Arce y su antiguo aliado, Morales, han estado luchando por el futuro del escindido Movimiento al Socialismo de Bolivia, conocido por su acrónimo en español MAS, antes de las elecciones de 2025.
Tras el caos del miércoles, los informes de los medios locales mostraron a los bolivianos abasteciéndose de alimentos y otros productos esenciales en los supermercados, preocupados por lo que vendrá después.
Pero ante sus partidarios afuera del palacio presidencial, el vicepresidente del país, David Choquehuanca, prometió: “Nunca más el pueblo boliviano permitirá intentos de golpe”.
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