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Red Thin Line – Cómo jugar en Rusia

Durante años, Rusia ha empleado un lenguaje de fuerza cada vez más intenso, creando hechos consumados, librando una guerra híbrida contra Polonia, los Estados bálticos y otros países del flanco oriental de la OTAN y recurriendo regularmente al chantaje nuclear. En cambio, gran parte de la clase política occidental ha actuado de manera opuesta y ha optado por la desescalada. Pero ¿es eficaz este enfoque?

El temor a las “líneas rojas” trazadas por el Kremlin parece infundado en este momento. Muchas de esas líneas han sido cruzadas, la más reciente de manera espectacular, cuando fuerzas ucranianas entraron en territorio ruso en la región de Kursk.

Esta audaz acción de Kiev no sólo demostró que las amenazas del Kremlin son a menudo faroles, sino que también permitió a Ucrania apoderarse de la narrativa y responder a Rusia en un lenguaje que entiende.

La operación en la región de Kursk tiene múltiples dimensiones: militar, informativa y política. Esta incursión inesperada en territorio ruso envió un mensaje importante al pueblo ruso. Si bien es posible que no haga que los rusos respeten o simpaticen con los ucranianos de repente, puede llevarlos a dudar de su propio Estado.

Por supuesto, en Rusia todavía persiste la creencia de que “el zar es bueno y los boyardos son malos”, pero es importante recordar que, a los ojos de la sociedad rusa, el país puede estar dirigido por un ladrón, un criminal o un degenerado, pero nunca por alguien débil. La violencia está omnipresente en Rusia, desde la cuna hasta la tumba, tanto simbólicamente como en todos los aspectos de la vida social.

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¿Cómo hablar con Rusia?

Está claro que Rusia no sabe cómo afrontar la humillación de que se haya violado su territorio: desde el primer día de la operación en Ucrania, la propaganda del Kremlin ha afirmado que fueron fuerzas polacas y de la OTAN las implicadas. Esta retórica encaja perfectamente en la narrativa rusa de una “guerra con el Occidente colectivo”.

Durante años, las autoridades rusas han descrito a Ucrania y a los ucranianos no como una nación y un Estado, sino como un “territorio” que se les ha escapado de control. Es evidente que el culto ruso a la fuerza y ​​a la violencia es cognitivamente incapaz de procesar la ofensiva ucraniana.

Así lo reflejan, entre otras cosas, las palabras de Lukashenko, el líder bielorruso aliado del régimen de Moscú, quien en una entrevista el jueves llamó a negociar para poner fin a la guerra.

“No lo necesitan ni los ucranianos, ni los rusos, ni los bielorrusos”, afirmó. ¿Puede haber un argumento mejor para sustentar la tesis de que Rusia sólo entiende el lenguaje de la fuerza?

Aprovechar la narrativa

Después de que Rusia lanzó su invasión a gran escala, hubo intentos por parte de los políticos occidentales de tomar el control de la narrativa.

El 15 de marzo de 2022, durante su visita a Kiev, Jarosław Kaczyński, líder del partido Ley y Justicia (PiS) de Polonia, declaró: “Se necesita una misión de mantenimiento de la paz de la OTAN o un acuerdo internacional más amplio en Ucrania”.

Sentimientos similares fueron expresados ​​por el actual Ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radosław Sikorski, de la Plataforma Cívica (PO), quien sugirió en sus comentarios que la presencia de fuerzas de la OTAN en Ucrania sería beneficiosa.

El presidente francés, Emmanuel Macron, también hizo comentarios similares.

No es ningún secreto que existe una importante brecha cualitativa entre las fuerzas de la OTAN y las del ejército ruso. El mero hecho de hacer tales declaraciones podría hacer que el Kremlin se lo pensara dos veces antes de tomar medidas adicionales.

La operación ucraniana en la región de Kursk demuestra que la desescalada no es necesariamente lo que impide una mayor escalada, al menos no en este caso.

Occidente debe permitir a Ucrania utilizar todos los medios necesarios, incluido el uso de las armas ofensivas que se le proporcionan en territorio ruso.

El propio Occidente también debería estar preparado para cualquier cosa, no sólo para defenderse de los ataques híbridos rusos, sino para responder a ellos por debajo del umbral de la guerra. Esto incluye los ciberataques a los sistemas rusos y la desestabilización de Rusia a nivel sociopolítico.

Lamentablemente, los países democráticos se enfrentan a obstáculos legales en este ámbito. A diferencia de regímenes como Rusia y Bielorrusia, existen limitaciones. Sin embargo, incluso dentro de esas limitaciones, la política no debe ser ineficaz, al menos en el nivel retórico.

Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son las del autor y no necesariamente las de Kyiv Post.

(Esta es una historia sin editar y generada automáticamente a partir de un servicio de noticias sindicado. Blog de Nueva York Es posible que el personal no haya cambiado ni editado el texto del contenido).

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